Periodista revela en libro nexos entre capos y funcionarios
04 de diciembre de 2010 • 10:54
Anabel Hernández. Foto: EFE
México.- Las redes tejidas por capos de la droga con políticos, empresarios y policías mexicanos son reveladas en el libro "Los señores del narco", escrito por la periodista Anabel Hernández, quien recibirá protección de escoltas pues tras la presentación de su obra esta semana recibió amenazas de muerte.
Hernández dijo hoy a Efe que para escribir este libro, el cuarto en su carrera, tuvo que sumergirse durante cinco años en expedientes, investigaciones policiales y documentos desclasificados de agencias de EU, al punto que llenó de cajas su habitación, desde donde fraguó este texto que va a "incomodar a muchos".
También cotejó la información de estos documentos con entrevistas a viejos policías, con militares en retiro y activos, agentes estadounidenses y "gente ligada al crimen organizado".
El resultado de esta investigación es preocupante: los narcotraficantes tienen como soporte "una maquinaria, una cadena de complicidades para poder lavar dinero, transportar grandes cantidades de droga".
Un narcotraficante "iletrado" -con apenas tres años de educación primaria- como es Joaquín "El Chapo" Guzmán, por sí solo no podría hacer todo eso sin el contubernio de autoridades, aseguró la periodista.
"Me tardé cinco años en el libro porque pude corroborar las versiones, son versiones muy cruzadas, no me fui con la primera declaración ministerial", dijo al comentar que su objetivo es explicar cómo llegó México a la situación actual de violencia.
"No es la primera vez que tengo escoltas, a lo largo de tres años he tenido dos veces escoltas por parte de la empresa para la que trabajo (...) pero hoy ya serán de la Procuraduría de la capital mexicana) porque la envergadura de la amenaza es ya mayor", afirmó.
Y asegura que no va a salir del país ni a solicitar asilo político porque no quiere irse de México: "Yo no soy la delincuente, yo soy la periodista".
Para Hernández, en la historia del narcotráfico en México el poder político fue clave en su desarrollo, pues durante décadas se le toleró a cambio de que cumpliera ciertas reglas: pagar una cuota (tipo impuesto) y no generar un mercado local de drogas.
Eran épocas del dominio del Partido Revolucionario Institucional (PRI, que gobernó México de 1929 a 2000 ) y cuando los narcotraficantes mexicanos no eran tan poderosos porque solo se dedicaban al cultivo de marihuana y amapola.
Pero en la década de 1980 los intereses y ambición de los políticos cambiaron, al tiempo que los capos mexicanos comenzaron a entrar en contacto con los colombianos y meterse en el trasiego de cocaína.
De esos nexos, la CIA hace la vista gorda pues los narcotraficantes mexicanos le sirven para su objetivo de derrocar al régimen sandinista, ya que contrarrevolucionarios nicaragüenses son entrenados en un rancho del capo Rafael Caro Quintero.
Las autoridades mexicanas comenzaron entonces, según la periodista, un trato "face to face" (cara a cara) con los narcotraficantes para usar los dineros ilícitos en campañas políticas y para beneficio propio, pues ya se manejaban grandes cantidades.
A su juicio, con la llegada del conservador Partido Acción Nacional (PAN), en 2000, las autoridades cambian las reglas del juego y comienzan a proteger a un cartel, el del "Chapo" Guzmán, y se da un giró histórico ya que este grupo comienza a invadir otros territorios y se desata la violencia.
"Es ahí cuando empieza la guerra entre los narcos. En mi libro señalo que lo que hemos visto en esta década no es una guerra contra el narcotráfico, es una guerra entre narcotraficantes", dijo.
En un momento, "los narcos fueron marionetas, pero hoy por hoy se sientan a la mesa con políticos, policías y empresarios como iguales", refirió.
Pero hace un matiz: "A los empresarios los ven como iguales, porque al lavarles el dinero corren un riesgo real, pero a los políticos y policías los ven como sus sirvientes", a quienes les aplican el lema "el que paga manda".
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