Los ciudadanos son su punto fuerte, pero se ha alejado de ellos en los últimos 7 años, dicen
A 20 años de su creación, el Instituto Federal Electoral (IFE) es, según algunos expertos, el mejor organizador de elecciones en el país, aunque, para otros, la injerencia de los partidos políticos en su Consejo General y el distanciamiento con la ciudadanía son sus mayores debilidades.
Para consejeros como Alfredo Figueroa, celebrar al organismo electoral hoy 11 de octubre es festejar la lucha por la democracia, aunque subrayó que “México no es todavía un Estado democrático de derecho, porque aún vive el dilema de regresiones autoritarias”.
El director de la revista Voz y Voto, Jorge Alcocer, consideró que en los últimos siete años, el IFE se ha alejado de la sociedad, principalmente por su egocentrismo, donde en sus tareas solamente se ven a sí mismos.
En febrero de 2010, la empresa consultora Mitofsky difundió un sondeo en el que se muestra que el IFE se encuentra en quinto lugar como institución de mayor confianza, abajo de la Iglesia, las universidades, el Ejército y de los medios de comunicación.
Según Mitofsky, el organismo electoral está por encima de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), los empresarios, el Presidente de la República, los bancos y los senadores.
Ejército de ciudadanos
El académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Pedro Salazar, dijo que en dos décadas, el organismo tiene en su ejército de ciudadanos su principal fortaleza “para desplegar una labor tan delicada como la organización de las elecciones; es una autoridad que sigue teniendo credibilidad y presencia en el país muy importante”.
“Tiene asidero en sus miles de funcionarios de carrera que realizan labores técnicamente muy complejas y permiten mantener los instrumentos electorales actualizados y desplegar todas las actividades que el IFE lleva a cabo en su regulación a los partidos políticos”.
Jorge Alcocer coincidió al subrayar que sus funcionarios de carrera han sido capaces, desde el año de 1991 hasta 2009, de realizar la tarea de la impresión de boletas, seleccionar a funcionarios electorales de casillas y colocar en 300 puntos a personal electoral.
“Tiene una trayectoria admirable en esa materia, creo que esa es la principal fortaleza en el IFE y quienes participamos en su creación podemos sentirnos satisfechos”, apuntó Alcocer.
Diego Valadés Ríos, académico especializado en temas legales y electorales, comentó que con base en un orden interno, el IFE ha construido un servicio civil ejemplar para el país, porque “hay que tener en cuenta esos factores, porque generalmente solamente se ve la dimensión externa”.
“Hay que verlo como el órgano electoral que inspira confianza en el proceso de las elecciones, pero también hay que verlo en la parte interna y el IFE es uno de los buenos ejemplos de organización administrativa”, dijo Valadés Ríos.
Desde 1991, el órgano electoral ha organizado siete procesos electorales federales y actualmente, la credencial de elector con fotografía se encuentra en su quinta generación, proceso que incluye los datos de la CURP después de la reforma aprobada en 2007.
IFE se ciudadaniza
Con la reforma electoral del año 1996, el Instituto Federal IFE entró en un proceso de ciudadanización en el que se suprimió la Dirección General y la presencia de un representante del Poder Ejecutivo en el Consejo General.
La nueva conformación quedó con ocho consejeros, un consejero presidente, un secretario ejecutivo y representantes de partidos políticos y del Congreso de la Unión con voz, pero sin voto.
Jacqueline Peschard Mariscal, ex consejera del IFE, afirmó que el organismo federal reafirmó su autonomía a partir de la llamada ciudadanización de la autoridad electoral, como una manera de garantizar la separación del poder comicial del gobierno.
“El IFE es una institución que ha sido la primera institución que puso en el cauce la seguridad de lograr el piso básico que son los derechos políticos fundamentales, el derecho el voto y nombrar a los representantes y gobernantes.
“Dio garantías de que el voto de los ciudadanos es lo único que decide sobre quién gobierna y quién representa al país“, añadió Peschard, actual comisionada presidenta del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI).
Consideró que el IFE debe apostar por una mejor relación entre la autoridad, los consejeros y los actores políticos, para el establecimiento de reglas y procedimientos a fin de avanzar en el blindaje de las elecciones con miras a 2012.
Las debilidades del instituto
Jorge Alcocer resaltó que durante dos décadas, el Instituto Federal Electoral (IFE) ha tenido una desconexión con la sociedad como su principal punto débil como institución, que “por desgracia, se ha vuelto egocéntrica, pues solamente se ven a sí mismos”.
“Creo que a lo largo de esta historia, el IFE ha tenido distintos momentos y su principal debilidad es su desconexión con la sociedad: la ciudadanía perdió al IFE y el IFE se desconectó de ésta.
“El IFE ha sido una institución, por desgracia, que se ha vuelto muy egocéntrica, sólo se ven a sí mismos, ya no ven el contexto de la sociedad, y la sociedad no se refleja de manera automática.
“Las personas se ven a través de sus organizaciones, de sus medios de comunicación, de lo que socializa la opinión en la información en instituciones como ésta, creo que (los consejeros electorales) perdieron el foco”, enfatizó.
Alcocer atribuyó este desfase a una problemática provocada por el Congreso de la Unión en 2003, cuando los grupos parlamentarios del PRI y PAN se repartieron la asignación de consejeros electorales, lo que terminó con la “idea idílica” de los consejeros ciudadanos surgidos en 1994.
“Ese idealismo o idilio se perdió a partir de 2003, lo mismo que la conexión entre la sociedad y el IFE frente a aquellos consejeros como José Woldenberg Karakowsky, Miguel Ángel Granados Chapa, Fernando Zertuche Muñoz, entre otros, que hicieron un papel extraordinario”, abundó Alcocer.
Partidos deben renunciar a cuotas
El director de Voz y Voto propuso que en el actual proceso de renovación de consejeros del IFE, donde serán relevados Virgilio Andrade, Marco Gómez y Arturo Sánchez, deben renunciar los partidos políticos a tener cuotas en dichas posiciones del instituto.
“Deben privilegiar la figura, la trayectoria y experiencia de quienes nombren, además de que el IFE empiece a desmontar esta pirámide burocrática en que se ha convertido”, expresó.
Salazar dijo que en algunos momentos y decisiones clave, el Consejo General del IFE ha evidenciado no contar con el grado de independencia política frente a los partidos y actores relevantes como los medios de comunicación.
“Tenemos un Consejo General donde algunos de sus integrantes son correas de transmisión de partidos políticos o representantes de intereses mediáticos y eso, ha debilitado de manera muy sensible la credibilidad del IFE.
“Creo que el primer paso político para fortalecer al instituto, es el de garantizar que los integrantes del máximo órgano de dirección sean personas con una trayectoria intachable y una credibilidad a toda prueba”, añadió.
El investigador recordó que cuando se creó el IFE, buscó garantizar su autonomía frente al Poder Ejecutivo, como una autoridad que debía ser técnicamente capaz, institucionalmente sólida y políticamente autónoma.
“Ahora, es la independencia que se traduce en imparcialidad frente a los partidos e independencia frente a los intereses de los grandes de los otros grandes sujetos regulados, que son los medios de comunicación”.
En el IFE, el consejero Leonardo Valdés enfatiza los trabajos realizados en las últimas dos décadas: se dice fácil y rápido, pero para llegar a este punto fue necesaria la voluntad política de muchos y la participación permanente de una sociedad crítica y en búsqueda de cambios.
“Son 20 años de construcción de una sociedad más libre y mejor informada, en los que las ciudadanas y los ciudadanos han refrendado su vocación democrática a través del voto depositado en las urnas. Festejamos así dos décadas de pluralismo y de cambio institucional en nuestro país”, planteó Valdés.
Voracidad de partidos políticos
Valadés Ríos consideró que el IFE es una “institución vulnerable frente a los apetitos de los partidos políticos y aunque no se ha dado el caso, no hay que descartar la tentación de partidizarlo”.
“Ojalá que los partidos sepan que es indispensable conservar la autoridad moral del árbitro electoral y que la integración del IFE se haga sobre la base de la idoneidad profesional y autonomía de criterios de sus integrantes y no de compromisos o de intereses de partidos”.
El ex titular de la PGR dijo que se puede caer en escenarios de perversión cuando se plantea que las elecciones las define el Consejo General del IFE y no 60 millones de mexicanos.
“Los partidos deben enviar una señal de confianza absoluta en cuanto a que el proceso electoral será limpio y si es así, los árbitros no tienen porque tener simpatía o antipatía por algún partido político o da lo mismo si la tienen o no. Lo único que harán, será contar los votos, no esconder los sufragios ni fabricarlos“, añadió Valadés Ríos.
El experto en temas electorales subrayó que una señal sería la elección de consejeros con un probado ejercicio y desempeño en el ámbito de sus actividades profesionales y no ser objeto de ningún tipo de imparcialidad.
“En caso contrario, uno de los riesgos es desprestigiar a la institución y echar por la borda 20 años de trabajo”.
“Conasupo electoral”
Con el antecedente de la reforma electoral de 1977 promovida por Jesús Reyes Heroles, y tras los comicios de 1988, donde llegó a la Presidencia Carlos Salinas de Gortari en medio de fuertes acusaciones y sospechas de fraude, su gobierno, de la mano del PRI, comenzó un año después la confección del futuro Instituto Federal Electoral (IFE).
Jorge Alcocer recordó que dichos trabajos comenzaron en enero de 1989 y terminaron en abril de 1990, lo que calificó como una obra colectiva impulsada por figuras políticas como los priístas Fernando Ortiz Arana, Santiago Oñate Laborde y José Luis Lamadrid.
En esas mesas estuvieron, por el PAN, Diego Fernández de Cevallos, el ex titular de la PGR, Antonio Lozano Gracia, Juan Miguel Alcántara y Ricardo García Cervantes. Por el PRD, Porfirio Muñoz Ledo y el propio Alcocer, entre otros.
“Además, había un secretario de Gobernación al que la historia electoral le debe un reconocimiento en la materia, que era Fernando Gutiérrez Barrios“.
Lamadrid ejemplificó lo que sería el nuevo órgano electoral: “Sería una institución permanente, algo así como el Infonavit donde está el gobierno, los trabajadores y los patrones, en el IFE estarían el gobierno, los partidos y los ciudadanos.
Muñoz Ledo, político hábil como siempre, reviró: “Más bien, será como una Conasupo electoral y 20 años después, ahí la tienen, su Conasupo electoral”, remató Jorge Alcocer.
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