Acortadores de URL: minimizando la web
Internet se mueve cada vez más deprisa. Lo que antes eran blogs ahora son cuentas de Twitter; lo que antes eran largas conversaciones de chat ahora son efímeros mensajes de estado; y lo que antes eran direcciones de páginas interminables, ahora se han acortado.
Aprovechando que Google ha lanzado su propio acortador de direcciones -síntoma de que este servicio está ya consolidado- hemos decidido enseñarte cuáles son los más usados y, lo que es más importante, responder una pregunta:¿son realmente útiles y beneficiosos los acortadores de URL?
Explicar qué es un acortador de URL es tan sencillo como redundante: simplemente toma una dirección web y devuelve otra más corta, redireccionada desde su dominio y acompañada normalmente de una cadena aleatoria de caracteres. El resultado es una URL que puede pegarse fácilmente en correos, mensajes de Twitter o conversaciones de Messenger.
Las URL acortadas son útiles con enlaces como los de Google Maps Para que un acortador de direcciones sea eficiente, su dominio ha de ser, por lo general, muy corto. Algunas, de hecho, integran en su nombre el propio tipo de dominio. Veamos los acortadores más importantes:
Es el primer servicio de acortamiento de URL, aparecido en 2002. Está algo desfasado y se utiliza cada vez menos, pero aporta añadidos interesantes, como la posibilidad de personalizar el subdominio –siempre que esté disponible-, lo que añade durabilidad a la dirección web y facilita su recuerdo.
Bit.ly
Cuando Twitter cambió su acortador de URL por defecto a bit.ly, su popularidad creció enormemente. De los once caracteres de TinyURL se pasó a seis, lo cual, en el ámbito del microblogging, es una sensible ventaja. Además, bit.ly aporta mayor valor al ofrecer unhistorial de tus links acortados, así como estadísticas de clic. En este caso, debes estar registrado para verlas.
Is.gd
Otro acortador de nueva hornada que gana una letra con respecto a bit.ly. No posee tantas características como éste, pero es capaz de enlazar a una web pasarela si añades un guión (-) al final de la URL. Ideal para aquellos que no se fían de dónde van a hacer clic.
T.co
Twitter, la plataforma que popularizó los acortadores de URL, lanzó recientemente su propio dominio corto. Con ello no busca dar valores añadidos a este tipo de aplicaciones, sino más bien tener el control total de lo que sus usuarios enlazan.
Goo.gl
El más reciente en abrirse al público general tras casi un año en pruebas, ha sido el acortador de Google. Este servicio aporta a aquellos que lo usen unas completas estadísticas de visitas, al más puro estilo de Bit.ly y sin necesidad de registro. Está claro que el nombre de Google hará que, eventualmente, se convierta en uno de los más utilizados.
Pros y contras de los acortadores URL
Todo esto está muy bien pero, ¿acaso son beneficiosos los acortadores de URL? Una pequeña reflexión lleva a encontrar puntos a favor y en contra para dar sentido a la tendencia de utilizar crípticas direcciones en lugar de los dominios de costumbre:
Pros
- Convenientes en redes sociales: en un ámbito en el que se valora la inmediatez, la velocidad y la eficacia, los acortadores de URL tienen sentido y necesidad. La presencia de Internet dentro y fuera del hogar, en dispositivos móviles y portátiles, acentuará esta tendencia en el futuro inmediato.
- Aumentan efecto sorpresa: un efecto colateral de los acortadores de URL es su capacidad para enlazar páginas sin que el remitente del link sepa de qué tratan. El valor comunicativo de estos enlaces se carga de misterio y sorpresa y suele usarse en mensajes con carácter informal. Como veremos después, esto conlleva también un lado negativo.
- Valor añadido de los acortadores: las páginas tipo Bit.ly no se han conformado con su finalidad principal, y otorgan otros servicios paralelos como estadísticas de visitas, previsualización de páginas, traducción, etc.
- Integración: más que una ventaja, es una consecuencia de la popularización de estos servicios. Al principio, depender de aplicaciones web para acortar una URL era bastante tedioso, pero los clientes de Twitter, bookmarklets y widgets que han proliferado hacen lo mismo y mucho más cómodo.
Contras
- Riesgo para la seguridad: decíamos antes que, en el caso de URL cortas, los usuarios no son capaces de saber a qué página se dirigen. Este aspecto es también un grave problema de seguridad y confianza, así como un arma poderosa de ‘hacking social’. Recientemente, Twitter ha sido víctima de ataques graves por culpa de tweets que dirigían a código Javascript. Por suerte, la centralización de estos servicios evita este perjuicio, pero es algo de lo que nadie puede ser ajeno hoy en día.
- Devalúan la utilidad de los dominios:es muy sencillo. De poco sirve registrar y mantener un dominio web si tus enlaces van a ser transmitidos a través de acortadores de URL. Realmente estos servicios no han acabado de matar a los dominios tradicionales, ya que se usan en ámbitos muy específicos, pero la tendencia es penalizar los dominios con nombres largos y, sinceramente, quedan muy pocos nombres cortos y rompedores hoy en día. Como consecuencia, muchas web están lanzando sus propios acortadores, como New York Times (nyti.ms) o Facebook (fb.me)
- Poco comprensibles: aunque se están popularizando los acortadores URL que permiten personalizar el subdominio, haciéndolo no sólo inteligible sino nuestro para siempre, no son aún la tendencia dominante. Todavía siguen enviándose muchos enlaces que acaban en una cadena de caracteres aleatoria. De poco sirve una web semántica si fundamentamos el ‘linking’ en términos que no tienen sentido.
- Dudosa perdurabilidad: la avalancha de servicios de este tipo tiene como posible consecuencia, en el futuro, que cierren muchos de ellos y, por tanto, que muchos enlaces enviados pasen a estar rotos.
- ¿Más intermediarios? Añadir más servicios, más empresas y, en algunos casos, más pagos a un proceso tan sencillo como compartir un enlace es, a todas luces, redundante e innecesario.
Conclusiones
Los acortadores de URL responden a una necesidad actual, proveniente de un medio, como es Internet, que está buscando su lugar en otros dispositivos. La economía, tanto de tiempo como de espacio, obliga a echar mano de este tipo de servicios.
Sin embargo, desde una perspectiva global es fácil darse cuenta de que también son aplicaciones con una fecha de caducidad establecida. Si Twitter decide algún día que el texto de los enlaces no cuente dentro de los 140 caracteres de cada mensaje, los acortadores dejarán de tener sentido.
Entre tanto, nosotros, como usuarios, debemos habituarnos a este modo de compartir enlaces en la Red: aprender cómo se utilizan, que nos pueden aportar y a qué riesgos enfrentarnos si seguimos usándolos.
¿Utilizáis acortadores de URL? ¿En qué situaciones? ¿Cuáles son vuestros pros y contras respecto a estos servicios?
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